Siempre he sido y seré un defensor del Software Libre. La filosofía Freeware ha estado muy presente en mí desde que empecé en el mundo de la informática con la temprana edad de 11 años. Han pasado 14 años y las necesidades son distintas a las de aquel entonces, al igual que también lo es el catálogo de aplicaciones existente.
El primer problema lo tuve con 17 años. En ese entonces
estaba estudiando bachillerato y me vi obligado a sustituir
OpenOffice/LibreOffice por Google Docs pues se hizo importante el
trabajar en la nube cuando quería hacer un proyecto con mis compañeros de
clase.
Han pasado los años y de LibreOffice para asuntos propios y
Google Docs para el trabajo nadie me ha sacado, pero en mi cabeza siempre ha
estado presente un producto que no había consumido por mi respeto al
Freeware pero que, indudablemente, existía: Hablo de Office 365.
Cambio de empresa, cambio de Software. Me he visto obligado
a usar la cuenta de Office que me ha dado la empresa, además de usar los demás
servicios de Office 365 (Online y desde Linux, por ahora). Y la verdad es que tras
medio año usando Office 365 ya he sacado mis conclusiones.
Voy a ser franco, es innegable que Office 365 es mejor
que Google Docs o LibreOffice + Thunderbird, es más completo, más intuitivo,
más eficiente. El problema es que Office 365, aunque tiene una versión
gratuita, para que salga a cuenta uno debe optar a la versión de pago.
Yo no pago por usar Office 365 pues es una cuenta de empresa
(solo faltaría), sin embargo, ¿pagaría por usarlo a nivel particular? La
verdad es que no. Para mí es bastante difícil de aceptarlo, pero, aunque no
puedo negar que mi rendimiento laboral ha aumentado desde que uso Office 365, a
nivel particular me cuesta mucho imaginar una situación en la cual LibreOffice
y Thunderbird no puedan ser más que suficientes.
Os animo a usar siempre Freeware. Por un mundo más libre.





